Primera Carta Pastoral - Confirma Fidei Fratres Tuos -

 

NOS, MAURICIO
POR LA GRACIA DE DIOS
OBISPO CATOLICO


A los Queridos Hijos Miembros del Clero
de la Administración Apostólica Personal Corpus Christi
y a los Fieles de Buena Voluntad

Gracia y Paz en Cristo Nuestro Señor:

PROEMIO

1 - No es extraño para muchos de nosotros la Situación Actual de la Iglesia, no es extraña para nosotros, dejando por demás perplejos a los fieles de buena voluntad, por las actitudes de ciertos Hermanos en el Sacerdocio y muchos más desde el Episcopado; aquellos que debiendo confirmar la fe de los fieles, lejos de ello siembran dudas, desasosiego, escándalos y hasta divisiones en los casos más extremos. Día a día vemos como los Clérigos se van alejando poco a poco de la Venerable y Bimilenaria Tradición de la Iglesia que nos enseña en el Magisterio Inerrante. 

2 - El Papa y los Obispos, son Guardianes de este Magisterio que reciben íntegro y que deben compartir sin alteración de sus criterios humanos y personales, ni de corrientes heterodoxas ya condenadas, o bien por los Venerables Concilios o bien por los Sumos Pontífices de manera expresa.

3 - Ciertamente, es de fe de la Iglesia la necesidad de estar Plenamente Unidos a la Autoridad del Sumo Pontificado, sometidos a la Iglesia, Esposa de Cristo, como Cristo mismo estuvo sometido en la carne a la Voluntad del Padre por la Salvación de las almas. Sin embargo, ante la tesitura actual tan delicada, es necesario y abiertamente urgente, que Pedro se convierta a la fe de la Iglesia, misma que prometió velar, enseñar y hacer cumplir y dónde impera abiertamente una ambigüedad moral y Doctrinal donde no se encuentra sintonía en la enseñanza como en la práctica. ¿Esto empero es para desconocer al Sucesor de Pedro y Vicario de Jesucristo? Ciertamente que no, más aún reconociéndole, no puede la Iglesia hacerse cómplice de los errores imperantes que no van sino en decaimiento de la Fe Santa, Católica y Apostólica de la Unica Iglesia Fundada por Cristo. 

4 - El Espíritu Santo fue prometido a los Apóstoles, NO para enseñar novedades, sino para recordar las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo y para ser sus testigos hasta los confines de la Tierra, mientras el Señor ascendía a la Gloria para sentarse a la Diestra del Padre (1). Y por estas mismas enseñanzas se cumplen sus Promesas de estar en medio de su Iglesia todos los días hasta la consumación de los siglos (2) y que los poderes del infierno no prevalecerían contra ella (3). Y es aquí donde contemplamos y palpamos que, a lo largo de los siglos, las herejías e ideologías que han buscado derribarla, han perecido y que la Iglesia Santa sigue en pie e inamovible, porque su cimiento es la Cruz del Salvador y el manantial del que se nutre es el Costado Abierto de Cristo del que mana Sangre y Agua, los Sacramentos que abren la Gracia y la sostienen: el Santo Bautismo y la Santísima Eucaristía. Y estos tesoros se mantienen  en Cristo por medio de la semilla Apostólica, transmitida Válidamente desde los Santos Apóstoles por medio de sus Sucesores hasta nuestros días de manera ininterrumpida. 

5 - Y es este el fundamento de nuestra confianza y el sostén de la Iglesia: Cristo Crucificado, Muerto y Resucitado, pues sin ello, vana sería nuestra fe y la predicación que hemos recibido (4). No es momento de perder las esperanzas, sino de avivarlas de cara al Señor, que ya ha venido al mundo; este mismo Señor a quien esperamos vuelva glorioso como lo vieron alejarse sus Apóstoles (5).


REALIDAD INNEGABLE: LA PASION DE LA IGLESIA Y SU PURIFICACION

6 - La Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, ha de ser en todo semejante a Su Señor, incluso padecer su Pasión. A la luz de este principio, toda la vida de la Iglesia se vuelve luminosa, especialmente en los tiempos tan calamitosos que nos toca vivir hoy, y en que podríamos sentirnos ser llevados al abatimiento o al desaliento.

7 - Ciertamente no podemos afirmar que sea el momento definitivo del que nos alerta el propio Catecismo de la Iglesia, donde parecerá que ha muerto, a semejanza de Cristo el Viernes Santo (6), en este momento específico de la Historia de la Iglesia, podemos palpar que los principales ataques, no vienen de los enemigos externos y declarados, sino muchas veces ahora, en este curso, de los mismos Hermanos en el Episcopado y en el Sacerdocio, los que negando la fe, a semejanza de la traición de Judas, traicionan los votos y las promesas que hicieron de velar por la Fe que recibieron y enseñarla sin mancha.

8 - Y hoy, a la luz de las palabras del Apóstol, pareciera que entramos al tiempo en que los hombres (no solamente del mundo sino de la misma Iglesia), no soportan la Sana Doctrina, que, por el contrario, son llevados por sus inclinaciones (y necedades), procurando una multitud de maestros que les aleguen (y les hablen lo que ellos quieren escuchar) (7). Esta es una realidad creciente que no podemos negar, como el enfermo no puede negar su propia enfermedad para procurar en ella el remedio necesario para recobrar la salud. Y a estas luces, solo un necio y un ciego, puede negar que algunos miembros de la Iglesia están quedando como ramas desprendidas del árbol de la Iglesia y con ellos,  llevan tras de sí una gran cantidad de almas a la perdición. 


PRIMERA PARTE
LA IGLESIA EN SU MAGISTERIO


LA IGLESIA SACRAMENTO DE SALVACION

9 - Sin duda, estas observaciones desatarán el descontento de muchos que intentan callar la situación bajo la apariencia de una - renovación primaveral -, una - actualización - a los tiempos actuales, donde la Iglesia ha dejado de ser - enemiga - del mundo para tomarle de la mano y avanzar a una - fraternidad -, que no es sino un concepto de una religión antropológica que viene desplazando a Cristo para sentar al hombre en el centro y darle el culto que le es merecido solamente a Dios, violando con la palabra y la práctica el Primer Mandamiento de adorar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo, por - suplantar la presencia de Dios por el hombre - (8), cuando el misterio es que Dios es inamovible en toda su gloria, es Dios desde siempre y para siempre, no es él quien necesita al Hombre,  es el hombre quien necesita y clama por hambre de él a cada momento, aún sin conocerle, el alma creada para servirle y amarlo, suspira misteriosamente por encontrarse con él cara a cara. Como reza la misma Liturgia: - Pues aunque no necesitas de nuestra alabanza, es Don tuyo que seamos agradecidos; y aunque nuestras bendiciones no aumentan tu gloria, nos aprovechan para nuestra salvación - (9).

10 - De esta necesidad del Hombre es que Dios mismo, por la persona de su Hijo Jesucristo, ha puesto a la Iglesia como Sacramento Universal (10) de Salvación, un signo claro e inequívoco de la misma Salvación, así como Jesucristo fue para nosotros en su humanidad, el Sacramento de Dios, así la Iglesia es en el mundo y para el mundo, Sacramento de Jesucristo (11). Así se ha constituido por Voluntad Divina sobre la semilla Apostólica, transmitida en los Obispos Válidamente constituidos.

11 - La Iglesia, no es, sino administradora de la Gracia de Cristo en favor de los Hombres, en ella, en la Historia, se prolonga la Luz de las gentes (12), el conjunto de mediaciones salvíficas queridas por Cristo, que camina hacia la Parusía, la Venida definitiva de Cristo Resucitado (13), anunciando el Evangelio a toda la humanidad. Ella - es el proyecto visible del amor de Dios hacia la humanidad - (14).


CRISTO: CABEZA REAL DE LA IGLESIA...
... LOS PASTORES CABEZAS VISIBLES PARA LA IGLESIA EN NOMBRE DE CRISTO

12 - La Iglesia, en efecto, es el redil cuya puerta única y necesaria es Cristo (15). Es también el rebaño, cuyo Pastor será el mismo Dios, como él mismo anunció (16). Aunque son pastores humanos quienes gobiernan a las ovejas, sin embargo, es Cristo mismo el que las guía y alimenta; Él, el Buen Pastor y Cabeza de los pastores (17), que dio su vida por las ovejas (18)". La Iglesia es a la vez visible y espiritual, sociedad jerárquica y Cuerpo Místico de Cristo. Es UNA, formada por un doble elemento humano y divino. Ahí está su Misterio que sólo la fe puede aceptar (19). El mismo Cristo es la fuente del ministerio en la Iglesia. Él lo ha instituido, le ha dado autoridad y misión, orientación y finalidad (20).

13 - Nadie, ningún individuo ni ninguna comunidad, puede anunciarse a sí mismo el Evangelio. -La fe viene de la predicación- (21). Nadie se puede dar a sí mismo el mandato ni la misión de anunciar el Evangelio. El enviado del Señor habla y obra no con autoridad propia, sino en virtud de la autoridad de Cristo; no como miembro de la comunidad, sino hablando a ella en nombre de Cristo. Nadie puede conferirse a sí mismo la gracia, ella debe ser dada y ofrecida. Eso supone ministros de la gracia, autorizados y habilitados por parte de Cristo. De Él los obispos y los presbíteros reciben la misión y la facultad (el "poder sagrado") de actuar in persona Christi Capitis… El ministerio de la Iglesia se confiere por medio de un sacramento específico (22).

14 - El carácter de servicio del ministerio eclesial está intrínsecamente ligado a la naturaleza sacramental. En efecto, enteramente dependiente de Cristo que da misión y autoridad, los ministros son verdaderamente "siervos de Cristo" (23), a imagen de Cristo que, libremente ha tomado por nosotros "la forma de siervo" (24). Como la palabra y la gracia de la cual son ministros no son de ellos, sino de Cristo que se las ha confiado para los otros, ellos se harán libremente esclavos de todos (25).

15 - Los obispos, como vicarios y legados de Cristo, gobiernan las Iglesias particulares que se les han confiado, no sólo con sus proyectos, con sus consejos y con ejemplos, sino también con su autoridad y potestad sagrada (26), que deben, no obstante, ejercer para edificar con espíritu de servicio que es el de su Maestro (27)Esta potestad, que desempeñan personalmente en nombre de Cristo, es propia, ordinaria e inmediata (28).

16 - El Buen Pastor será el modelo y la "forma" de la misión pastoral del obispo. Consciente de sus propias debilidades, el obispo "puede disculpar a los ignorantes y extraviados. No debe negarse nunca a escuchar a sus súbditos, a a los que cuida como verdaderos hijos [...] Los fieles, por su parte, deben estar unidos a su obispo como la Iglesia a Cristo y como Jesucristo al Padre" (29): -Obedeced todos al obispo como Jesucristo a su Padre, y al presbiterio como a los Apóstoles; en cuanto a los diáconos, respetadlos como a la ley de Dios. Que nadie haga al margen del obispo nada en lo que atañe a la Iglesia- (30).

VIRTUD DEL SUMO PONTIFICADO:
- CONFIRMAR LA FE DE LA IGLESIA -

17 - El Señor hizo de Simón, al que dio el nombre de Pedro, y solamente de él, la piedra de su Iglesia. Le entregó las llaves de ella (31); lo instituyó pastor de todo el rebaño (32) … -Consta que también el colegio de los apóstoles, unido a su cabeza, recibió la función de atar y desatar dada a Pedro- (33).

18 - De una manera natural, toda sociedad necesita una cabeza visible que le sea guía, cada uno según su orden, lugar y encomienda. Pues, - aunque el hombre, arrastrado por un arrogante espíritu de rebelión, intenta muchas veces sacudir los frenos de la autoridad, sin embargo, nunca ha podido lograr la liberación de toda obediencia. La necesidad obliga a que haya algunos que manden en toda reunión y comunidad de hombres, para que la sociedad, destituida de principio o cabeza rectora, no desaparezca y se vea privada de alcanzar el fin para el que nació y fue constituida - (34).

19 - De esta misma manera, Cristo, Nuestro Señor, ciertamente ha querido proveer a su Iglesia de una Cabeza Visible a quien le dio en su Nombre la Potestad de Atar y Desatar en el cielo y en la tierra (35), y de esta Potestad, participan sus Sucesores y por ende el Colegio Episcopal, no como - un soberano absoluto cuyo pensamiento y voluntad son ley… (sino por el contrario) el Ministerio del Papa es garantía de la Obediencia a Cristo y a su Palabra. No debe proclamar sus propias ideas, sino vincularse constantemente a sí mismo y a la Iglesia a la Obediencia a la Palabra de Dios, frente a todos los intentos de adaptación y alteración, así como frente a todo oportunismo… La tarea de todos los Sucesores de Pedro es seguía en la Profesión de Fe, en Cristo el Hijo de Dios vivo… Aquel que es titular del Ministerio Petrino, debe tener conciencia de que es un hombre frágil y débil, como son frágiles y débiles sus fuerzas, y necesita constante purificación y conversión, pero debe tener también conciencia de que del Señor le viene la fuerza para confirmar a sus hermanos en la fe y mantenerlos unidos en la confesión de Cristo Crucificado y Resucitado - (36).

20 - Y es cuando comprendemos esta realidad otorgada a la Iglesia como Dogma de Fe, que se comprende ciertamente la gravedad en la que el Cuerpo deba estar unido enteramente a su Cabeza que es Cristo, y por ende y con certidumbre, a quienes Cristo mismo ha constituido Vicarios Legítimos y Pastores del Rebaño. Empero ello, que el Vicario sea unido enteramente conforme a la Profesión de su Fe, la cual ha sido llamado a custodiar como baluarte inexpugnable del que no puede manipular el más mínimo renglón y de la misma manera hacer que otros también lo guarden íntegro. De ello, con su Autoridad Suprema, el Bienaventurado Papa Pio IX, previo de manera especial el enriquecer a la Iglesia de la Prerrogativa de la Infalibilidad Papal, no como un accesorio a la Autoridad Plena del Sucesor de Pedro, sino como un garante fuerte por el cual la Fe Divina y Católica siguiera inamovible en sus cimientos y cumpliera de manera más patente su Misión de Confirmar la Fe de los Hermanos, enseñando y definiendo: - ser Dogma Divinamente Revelado, que el Sumo Pontífice cuando habla Ex Cathedra, esto es, cuando, ejerciendo su cargo de Pastor… en virtud de su Suprema Autoridad Apostólica, define una Doctrina de Fe o Costumbres y enseña que debe ser sostenida por Toda la Iglesia, posee, por la asistencia Divina que le fue prometida en el Bienaventurado Pedro, aquella infalibilidad de la que el Divino Redentor quiso que gozará su Iglesia… (37).

21 - Empero ello, ¿significa que toda palabra que sale de la boca del Papa (persona) es indefectible incluso en sus opiniones personales? ¡Debemos aseverar tajantemente que no es así! La enseñanza de la Infalibilidad Pontificia NO sostiene la inerrabilidad del Papa o imposibilidad de que el Papa se equivoque cuando da su opinión personal sobre algún asunto particular. Tampoco sostiene, que el Papa esté libre tentación o de pecar, según la guía doctrinal de la Iglesia.

22 - Ante esta luz, desde la Doctrina de la Iglesia, es necesario atestiguar que son tres condiciones para que una Definición Pontificia sea considerada Ex Cathedra y que se le aplique la Infalibilidad Pontificia:

- Cuando el Papa declara algo acerca de cualquier cuestión de Fe o de Moral.

- Cuando el Papa Declara algo “como Pastor y Maestro Supremo de todos los Fieles que confirma la Fe de sus Hermanos”, en cambio, NO goza de esta prerrogativa, cuando habla en calidad de persona privada o cuando se dirige a un solo grupo y no a toda la Iglesia.

- Cuando el Papa Declara algo como “un acto definitivo”, o sea, cuando expresa claramente que dicha Declaración es Definitiva y que NO se podrá cambiar en el futuro.

23 - Y es necesario, con toda gravedad, ilustrar las mentes de los fieles Hijos de la Santa Iglesia en todas estas materias, de tal suerte que no se vean confundidos ante toda la ola detestable de ambigüedad Teológica y Moral que impera en este momento de la Historia de la Iglesia, que como advertíamos en los párrafos iniciales, no vienen ahora de los enemigos externos tales que ya sabemos declarados, sino tristemente de aquellos Hermanos en el Episcopado desde el seno de esta misma Iglesia UNA, SANTA, CATOLICA Y APOSTOLICA.

24 - Y es necesario, ciertamente, visto el peso de la tiara espiritual que el Sucesor del Bienaventurado Apóstol Pedro que lleva sobre sus sienes, que tanto los Obispo, como los fieles dispersos todos en el Orbe, sean unidos a él, como Jesucristo, Nuestro Señor, es sarmiento de la Vid unido al Eterno Padre, para que siendo Uno Solo, el mundo crea en el testimonio perenne e intemporal del fundamento visible de la Unidad de la Iglesia, de lo cual, siendo Pedro el Príncipe de los Apóstoles y el gran Pastor de las ovejas, continue la Salvación y el bien de la Iglesia, la cual es fundada sobre piedra y que permanecerá firme hasta el fin de los siglos (37).


EL OFICIO EPISCOPAL
- REALIDADES COMO HERALDO DE LA FE -

25 - Los Obispos… puestos por el Espíritu Santo, ocupan el lugar de los Apóstoles como pastores de las almas… son enviados a actualizar perennemente la obra de Cristo, Pastor eterno. Ahora bien, Cristo dio a los Apóstoles y a sus sucesores el mandato y el poder de enseñar a todas las gentes y de santificar a los hombres en la verdad y de apacentarlos. Por consiguiente, los Obispos han sido constituidos por el Espíritu Santo, que se les ha dado, verdaderos y auténticos maestros de la fe, pontífices y pastores. (38).

26 - En el ejercicio de su ministerio de enseñar, anuncien a los hombres el Evangelio de Cristo, deber que sobresale entre los principales de los Obispos, llamándolos a la fe con la fortaleza del Espíritu o confirmándolos en la fe viva… (Decreto Christus Dominus, 12)  En el ejercicio de su deber de santificar, recuerden los Obispos que han sido tomados de entre los hombres, constituidos para los hombres en las cosas que se refieren a Dios para ofrecer los dones y sacrificios por los pecados. Pues, los Obispos gozan de la plenitud del Sacramento del Orden y de ellos dependen en el ejercicio de su potestad los presbíteros, que, por cierto, también ellos han sido consagrados sacerdotes del Nuevo Testamento para ser próvidos cooperadores del orden episcopal, y los diáconos, que, ordenados para el ministerio, sirven al pueblo de Dios en unión con el Obispo y su presbiterio. Los Obispos, por consiguiente, son los principales dispensadores de los misterios de Dios… En cuanto santificadores, procuren los Obispos promover la santidad de sus clérigos, de sus religiosos y seglares, según la vocación peculiar de cada uno, y siéntanse obligados a dar ejemplo de santidad con la caridad, humildad y sencillez de vida. Santifiquen sus iglesias, de forma que en ellas se advierta el sentir de toda la Iglesia de Cristo. (39)…

27 - En el ejercicio de su ministerio de padre y pastor, compórtense los Obispos en medio de los suyos como los que sirven, pastores buenos que conocen a sus ovejas y son conocidos por ellas, verdaderos padres, que se distinguen por el espíritu de amor y preocupación para con todos, y a cuya autoridad, confiada por Dios, todos se someten gustosamente (40).

28 - A la autoridad del obispo corresponde la responsabilidad de pastor, por la cual se siente comprometido, a ejemplo del buen Pastor, a dar su vida, cada día, por el bien de la grey. Asociado a la cruz de Cristo, está llamado a ofrecer muchos sacrificios personales por la Iglesia. En esos sacrificios se hace concreto su compromiso de caridad perfecta, al que está llamado por el mismo status en que lo ha colocado la consagración episcopal. En eso consiste la espiritualidad episcopal específica, como imitación suprema de Cristo, buen pastor, y participación máxima en su caridad (41).

LOS OBISPOS SUCESORES DE LOS APOSTOLES

29 - Los Obispos, quedan constituidos por la Sucesión Apostólica, Sucesores de los Apóstoles y Príncipes de la Iglesia, quienes preservan el Depósito de la Fe. Mediante la Sucesión Apostólica, es que podemos enumerar a quienes fueron instituidos por los Apóstoles como Obispos Sucesores suyos hasta nuestros días… Esta es una prueba suficientísima de que una fe idéntica y vivificadora se ha conservado y se ha transmitido dentro de la verdad en la Iglesia desde los apóstoles hasta nosotros… Siendo nuestros argumentos de tanto peso, no hay para qué ir a buscar todavía de otros la verdad que tan fácilmente se encuentra en la Iglesia, ya que los apóstoles depositaron en ella, como en una despensa opulenta, todo lo que pertenece a la verdad, a fin de que todo el que quiera pueda tomar de ella la bebida de la vida… Es necesario obedecer a los presbíteros de la Iglesia, aquellos que, como hemos mostrado, pertenecen a la sucesión de los apóstoles… La auténtica doctrina es la doctrina de los apóstoles, y la antigua organización de la Iglesia en todo el mundo, y la manifestación del cuerpo de Cristo según la sucesión de obispos, por la cual los obispos han trasmitido la Iglesia que se encuentra en todas partes (42).

30 - Enseñanza perenne de los Santos Padres ha sostenido esta verdad que es garante del Ministerio Apostólico que hemos recibido indignamente dentro de la Santa Iglesia:

Los apóstoles fueron constituidos por el Señor Jesucristo los predicadores del Evangelio para nosotros… Y así, a medida que iban predicando por lugares y ciudades, iban estableciendo –después de probarlos en el espíritu– a las primicias de ellos, como obispos y diáconos de los que habían de creer… Y también nuestros apóstoles conocieron por nuestro Señor Jesucristo que habría de haber emulación por el episcopado. Por esta razón, con pleno conocimiento de lo que había de suceder, establecieron a los susodichos y dieron para lo sucesivo la norma de que cuando ellos murieran, otros hombres probados les sucedieran en el ministerio (43).

31 - Egesipo, sin duda, en los cinco libros de Memorias que nos han llegado, ha dejado clara cuál fue su opinión. En estos libros él muestra que viajó hasta Roma, y se encontró con muchos obispos, y que de todos ellos escuchó siempre la misma y única doctrina. Es interesante ver lo que dice, luego de hacer algunos comentarios sobre la carta de Clemente a los Corintios; dice: Y la iglesia en Corinto ha continuado en la sana doctrina hasta el tiempo de Primus, que es el obispo de Corinto, y con el cual he conversado prolongadamente en mi camino a Roma, cuando pasé unos días con los de Corinto; durante esas conversaciones nos animábamos mutuamente en la doctrina verdadera. Cuando llegué a Roma hice una lista de la sucesión (de obispos de Roma) hasta Aniceto, cuyo diácono fue Eleuterio. Y después de Aniceto le sucedió Soler, y luego de él Eleuterio. En cada sucesión y en cada ciudad hay una continuación en lo que se proclama en la Ley, los Profetas y el Señor (44).

32 - Si aparece cualquier herejía que pretenda tener sus orígenes en el tiempo apostólico, de modo que parezca una doctrina entregada por los mismos apóstoles porque son -dicen ellos- de aquel tiempo, podemos decirles: que nos muestren los orígenes de sus iglesias, que nos muestren el orden de sus obispos en sucesión desde los comienzos, de tal modo que su primer obispo tenga como su autor y predecesor a uno de los apóstoles o de los hombres apostólicos que trabajaron codo a codo con los apóstoles. Porque es así que las iglesias apostólicas transmiten sus listas: como la iglesia de Smirna, que sabe que Policarpo fue puesto allí por Juan; como la iglesia de Roma, donde Clemente fue ordenado por Pedro. Es así que todas las demás iglesias muestran quiénes han tenido ellas como brotes de las raíces apostólicas, habiendo recibido el cargo episcopal de manos de los apóstoles. Tal vez los herejes quieran inventar listas ficticias: después de todo, si han sido capaces de blasfemar, ¿qué les parecerá ya pecaminoso?... Por lo tanto, que le hagan esta prueba, incluso las iglesias que son de origen posterior en el tiempo -surgen nuevas iglesias todos los días- y que no tienen como fundador inmediato un apóstol o un varón apostólico, ya que los que tienen la misma doctrina que las iglesias de origen apostólico son consideradas también ellas apostólicas, por el estrecho parentesco de sus doctrinas (45).


SEGUNDA PARTE
DE LA SITUACION ACTUAL DE LA IGLESIA

ES NECESARIO CONOCER LA CRISIS
Y ABRAZAR A CRISTO PARA PERMANECER FIELES

33 - No es para ninguno de nosotros la tesitura tan escandalosa en la que se encuentra hoy la Iglesia Católica, donde podemos contemplar desde su propio seno, una crisis que parece cada vez más creciente, pero que también puede entrar en un contraste esperanzador a la luz de la Historia de la Iglesia, que a lo largo de los siglos, se ha visto amenazada con su desaparición, y sin embargo, han sido incontables los enemigos que se ciernen sobre ella como las herejías que han amenazado su Sagrado Depósito, y sin embargo, ni siquiera los pecados de sus Ministros han podido acabar con ella, porque esta cimentada sobre roca firme y le ha sido dada una Promesa de labios de su Divino Fundador: - Que las potestades del infierno no prevalecerán contra ella - (46).

34 - Hoy, en las iglesias se oyen afirmaciones que causan estupefacción, se leen (y se enseñan) tantas declaraciones contrarias a todo lo que se ha enseñado (47). Se vive un relajamiento en la Fe como en las costumbres morales, ya no se diga un desconocimiento de la Autentica Doctrina de la Iglesia superponiendo a ella la mal llamada y falsa teología de la liberación, impera el marxismo cultural, la corriente ideológica se a apoderado de las mentes de aquellos que debiendo enseñar la pureza de la fe, se han corrompido, aludiendo a una “Iglesia de Puertas Abiertas”, más parece que se esmeran por hacer de la iglesia una concubina donde todo se permite y donde no interesa lo que Cristo le ha encomendado ni la salvación de las almas, sino ganar adeptos permitiendo todo tipo de degeneres y de embriagueces.

35 - Una iglesia que parece avergonzarse de su pasado histórico y de las glorias con las que Cristo la ha engalanado ante el mundo. Pastores que han renunciado a ser profetas por enseñar y alardear los engaños de los hombres, traicionando su Profesión de Fe. Y todo esto, espantosamente lo contemplamos en el silencio sepulcral de aquellos que deben poner limites y orden, un silencio cómplice, que al no cortar de tajo el error, lo aprueba de facto con la indiferencia, mientras otros Pastores verdaderamente preocupados por la situación denuncian el error por la caridad de Jesucristo, puesto que es acto de fidelidad alertar que el lobo se acerca a matar y a destruir a las ovejas.

36 - Y estos pocos pero seguros Pastores de Cristo, deben sufrir la palmada misericordiosa de verse relegados de la vida de la Iglesia por sus Hermanos, calumniados y tomados como contumaces, transgresores de la unidad de la Iglesia, cuando son los preocupados porque aquellos que han errado vuelvan al redil, y es donde contemplamos la cada vez más creciente confusión en la Iglesia y ciertamente una división cada vez más palpable, donde la Iglesia ciertamente por la Divina Providencia, debe verse entre dos fuegos cruzados, los dardos incendiarios del infierno, de donde provienen toda clase de herejías y negaciones de la Fe y de los principios que por más de dos mil años han sostenido a la Iglesia de Cristo, contra el escudo de esta misma fe enseñada íntegra por Celosos Pastores que fieles a sus Promesas luchan por se fieles a Cristo antes que a las necedades de los Hombres.

37 - Ciertamente, aunque dolorosa, esta división debe ponerse de manifiesto para contemplar quienes son de Cristo y quienes del diablo, como enseña el Apóstol San Juan: - Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubieren sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros – (48), y es aquí donde se puede jugar con la Palabra, pues ellos, en su soberbia, han de decir, como buenos manipuladores, lo mismo que el Apóstol enseña, haciendo ver a los fieles como contrarios y ellos poniéndose en el pedestal de las víctimas haciendo creer que están en lo correcto, cuando la misma Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia les acusa y los deja de manifiesto en el error.

38 - Y ciertamente, pretenderán hacer creer a la Iglesia, que aquellos que anuncian la Verdad, faltan gravemente a la caridad y les tildarán de rígidos, egoístas, como si cerrarán las puertas y cargarán sobre los hombros cargas pesadas, como si de fariseos se tratarán, cuando es el mismo Cristo quien ha puesto la medida y la angostura de la puerta por la cual deben pasar los que se desean salvar, mientras ellos mismos hacen ancha y espaciosa la senda donde harán despeñar a las ovejas que son las almas: -Esfuércense por entrar por la puerta angosta, porque yo les digo que muchos tratarán de entrar y no lo lograrán - (49). 

39 - Y todo esto empero,  ¿debe movernos a abandonar nuestra Fe Católica? ¡No! Por el contrario, debe movernos a fijar nuestra mirada y nuestra esperanza en Cristo Crucificado y Resucitado que ya ha vencido al mundo y es él, quien sostiene a la Iglesia, su Esposa, adquirida al precio tan alto de su Sangre. Pero es necesario que todo esto se exponga para nuestro conocimiento sin que nos dejemos engañar por el error que aquellos pretender enseñar, que si lo aceptamos, ciertamente sería nuestro alejamiento de Cristo y que podemos vislumbrar que conocerlo, es una gracia de Dios, no para escandalizarnos, sino para que, conociendo todo ello no le abracemos y formándonos en lo que verdaderamente nos enseña la Santa Madre Iglesia en sus dos mil años de Magisterio Infalible, sepamos cumplir nuestra misión de bautizados de ser sal y luz de las gentes, incluso a costa de llevar sobre nosotros, lo que citábamos arriba, la cruz de ser despreciados, maltratados y señalados de rebeldes por causa de Cristo y de su Evangelio.

40 - No es momento de abandonar la Barca como cobardes, por el contrario, clamar al Señor con insistencia y confianza - ¡Sálvanos, Señor que perecemos! - (50), y luchar y resistir a toda esta clase de errores por amor de Jesucristo Nuestro Señor, como verdaderos Hijos de la Iglesia, unidos a ella por el Don de Bautismo, reformar con nuestra conversión de vida y con nuestras rodillas dobladas delante del Sagrario, que solo así será la manera por la cual no sucumbamos ante las olas encrespadas que hoy sacuden la Barca de la Iglesia.

DEBER DE LOS PASTORES DE HABLAR Y VELAR POR LA FE

41 - Es nuestro deber, como Sucesores de los Apóstoles y por la gravedad que implica ello en el Juicio Particular, no callar todo esto, incluso conscientes que a ello implica la incomprensión de gran parte de la misma Iglesia, la persecución y toda causa de anatemas, y ciertamente, si los motivos no fueran gravísimos, no se soportaría todo ello, pero en ello esta no solo la Salvación personal, sino empero ello, la salvación de la misma Iglesia, de las almas; aunque gran parte de ellas prefieran abrazar el error, ya por ignorancia, ya por conveniencia y comodidad, ya por una mal entendida obediencia que antepone la voluntad humana falible a la Voluntad de Dios manifestada en la Enseñanza perenne y clara de la Iglesia.

42 - Es el mismo Señor Jesucristo quien nos ha llamado, no por nuestros méritos, sino por obra de su Misericordia, la misma Vocación que le fue dada a Pedro para - Confirmar la fe de los Hermanos -, por el Ministerio Episcopal se nos comunica de manera Plena para el rebaño que se nos ha encomendado, incluso al límite de dar la vida por ello. Cristo no nos ha prometido los grandes privilegios, ni vernos exentos de privación y dolores, por el contrario, él mismo es por demás claro al advertir a sus Discípulos: - Y serán aborrecidos todos por causa de Mí Nombre, más el que persevere hasta el fin, ese será salvo – (51). Y en otro pasaje de la Escritura nos insiste el Señor en el Testimonio de la Obra y de la paciencia: - Les echarán mano y les perseguirán… por causa de Mí Nombre; esto les dará oportunidad de ser testigos (y ante esto, el Señor no escatima su auxilio); no preparen de antemano su defensa, porque Yo les daré palabras y sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni refutar - (52).

43 - Cristo que es fiel, no se nos esconderá, si antes nosotros, a quienes ha elegido, nos mantenemos firmes en la Fidelidad de Nuestro Ministerio. Y por ello, Dios nos libre en su infinita misericordia de brillar con el protagonismo innecesario de quien habla para sobresalir y satisfacerse a sí mismo a costa del Evangelio como lo hacen los falsos profetas, los cuales terriblemente abundan con toda clase de palabrería y de inteligencia corrompida que no viene del Espíritu Santo, sino de un deseo que brota de la corrupción de la inteligencia aún sobrenatural, que así como satanás tentó al Señor en el desierto por medio de la Palabra Sagrada, se vale de la misma manera con la Palabra para proveer de la adulación a los doctores.

44 - Y es donde debemos comprender y grabar con palabras de fuego en nuestro Ministerio, que no debe ser a nosotros la gloria, sino a Cristo, a su Nombre, a quien debemos glorificar, como reza el salmista: - non nobis domine non nobis sed nomini tuo da gloriam - (53) (No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a Tú Nombre da la gloria). Y que difícil es esto cuando no mantenemos los pies firmes sobre el suelo y dejamos que el incienso suba a Dios en lo escondido de las obras buenas que podemos realizar, aunque imperfectas, que son manchadas por nuestras faltas, pero que son reconocidas ante Dios por el aroma de la sinceridad y la rectitud de intención que podamos poner en ellas, ante lo cual, el demonio no puede tramar y queda impotente bajo el sello de la humildad, cuando es él, el primer soberbio. Siempre, en este combate, debemos mantenernos despiertos, alerta, velando y orando.

NO PERDER LA ESPERANZA...
... SOSTENER LA FE EN LA ORACION

45 - Ante la situación actual de la Iglesia, donde parece que toda esperanza agoniza y no vemos, sino que la crisis acabará con ella, debemos volver nuestra mirada a Cristo en la Cruz, a Cristo en la Oración del Huerto. Si Dios no lo quisiera, la Iglesia sería librada del Cáliz de la amargura, pero también en la Providencia Divina debe verse este Misterio de la impiedad para separar el trigo bueno que glorificará a Dios por su sacrificio, de la hierba que debe ser quemada en el fuego, el Señor mismo lo advirtió: - No crean que he venido a traer la paz a la tierra, no he venido a traer la paz, sino la guerra - (54).

46 - Esta es una batalla espiritual que debe ser librada en lo material, pero no solo en el ámbito personal, sino que nos atañe en el ámbito comunitario de ser Cuerpo Místico de Cristo, que nos adquirió por el precio de su Sangre y a gravedad de dolores corporales y espirituales. La Iglesia entera nace del Costado Abierto de Cristo (55) y todos hemos sido llamados a estar dentro por medio de las Aguas del Bautismo y estamos ahora llamados a sostenerla por medio de nuestra oración y sacrificio.

47 - Hoy, en medio de la traición de los Miembros de la Iglesia, especialmente de aquellos que son Consagrados Pastores, Obispos, Sacerdotes y Diáconos, religiosos y religiosas, incluso muchos fieles que causan escándalo, es cuando estamos llamados a redoblar nuestra oración y nuestra fidelidad a Cristo. La Iglesia es de Cristo, a pesar de que esta en manos frágiles y pecadoras de los hombres. Es necesario no luchar a base y medida de muchas devociones, sino muchas veces en el silencio de la Adoración ante el Corazón de la Iglesia: el Santísimo Sacramento. Ahí es donde encontraremos la razón para seguir firmes en la Iglesia y evitar la tentación de apartarnos de los Sacramentos, incluso de convertirnos en Apostatas también, dejándonos llevar por la decepción y el dolor de ver como golpean el Cuerpo de Cristo del que somos parte.

48 - Ese es el sentido, queridos Hijos y Hermanos, de esta, Nuestra Pastoral que hoy ponemos en sus manos, no la de confundirles, sino la de alentarles a seguir adelante, porque Servir a Cristo en la Iglesia es una de las mayores obras que vamos a presentar en este Tiempo, y bien podremos decir con humildad y confianza con las palabras de un santo Arzobispo de la Santa Iglesia: - Yo no he sido de los que han tomado parte para destruir Tú Iglesia -.

49 - Si queremos alcanzar la paz del Tabor, es necesario que la Iglesia Peregrina suba con Cristo al Huerto de los Olivos y al Calvario, la Resurrección y la Gloria las alcanzo Cristo por medio de la Cruz. ¡Que es la Iglesia sino servidora de Cristo! Y así mismo, debe asemejarse en todo a él para la Gloria del Eterno Padre.

CARIDAD DE HABLAR Y COMBATIR

50 - Siendo necesario no solo anunciar el Evangelio sino también como el Profeta, denunciar los errores, caridad no es callar cuando viene el lobo contra las ovejas, sino alertar del peligro para que se salven, de la misma manera, es necesario exponer los errores que imperan, para que los fieles de Cristo se alejen de ellos como el sano de la peste, a pesar de llegar a ser apedreados, el deber del Pastor es enseñar la fe íntegra y pura de la Iglesia y condenar el error, puesto que en el Juicio ante el Trono Divino serán apretadas las cuentas que debamos dar para salvar el alma por la Fidelidad a los Dones que se nos fueron dados. 

51 - Puedo hacer mías las palabras de un Pastor celoso: - No tenemos que inventar ni construir la unidad de la Iglesia. La fuente de nuestra unidad nos precede y se nos ofrece. Es la Revelación que recibimos. Si cada uno defiende su propia opinión, su novedad, entonces la división se extenderá por todas partes. Estoy lastimado de ver a tantos pastores malvender la Doctrina Católica e instalar la división entre los fieles. Demos al Pueblo Cristiano una enseñanza clara, firme y estable. ¿Cómo aceptar que las Conferencias Episcopales se contradigan? Ahí donde reina la confusión, ¡Dios no puede habitar! Nuestra unidad se forjará en torno a la verdad de la Doctrina Católica. No hay otros medios. Querer ganar popularidad mediática a costa de la verdad se convierte en hacer la obra de Judas - (56).

52 - Ciertamente que es necesario ahondar en gran manera y urgencia en las tinieblas no solo pastorales, sino con perplejidad las Doctrinales y Litúrgicas que, como olas impetuosas azotan a la Barca de la Iglesia, más sin embargo, creemos prudente tratarlas una a una en otra Pastoral por el bien de las ovejas a Nos encomendadas, para que alejadas del error, comprendan la necesidad de cultivar el conocimiento de la Sagrada Teología y no se hagan presas de los lobos y de los falsos profetas, de los cueles, Jesucristo Nuestro Señor, la Bienaventurada Siempre Virgen María, los Bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo nos libren de caer en el número de los que alejados de la Verdadera Doctrina alejan sus propias almas y las de los fieles de la Comunión con el Verdadero Cuerpo Místico de Cristo.  


  TERCERA PARTE
LA NATURALEZA DE LA ADMINISTRACION APOSTOLICA PERSONAL
- CORPUS CHRISTI -


53 - La prelatura personal es una circunscripción eclesiástica, delimitada por criterios personales, que se erige para la realización de obras pastorales o misioneras peculiares. Por tanto, estas entidades pueden tener finalidades que se refieran a un aspecto peculiar de la misión de la Iglesia, a un modo peculiar de llevarla a cabo, o a unos destinatarios peculiares.

54 - Promueven la vida cristiana y la tarea de Evangelización desde una forma particular y específica de trabajo hacia el bien espiritual de los Fieles en las necesidades de la Iglesia.  

Se rigen por Estatutos Propios, en el caso nuestro, bajo el Título de “Código de Derecho Particular”, sirven en ella los Clérigos incardinados a Título de Servicio de la misma, bajo la guía del Obispo Administrador, cuya obligación es la de mirar por la Vida Espiritual de aquellos que han sido promovidos para dicho fin, de atender al continuo perfeccionamiento de su formación. Nada se opone a que los laicos, tanto célibes como casados, estipulada una convención con la Prelatura, puedan dedicarse con su pericia profesional al servicio de las obras y empresas de la Administración (57).

UNUM FIDEI, FILIUS ECCLESIAE

55 - La misión universal de la Iglesia nace del mandato de Jesucristo y se cumple en el curso de los siglos en la proclamación del misterio de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y del misterio de la encarnación del Hijo, como evento de salvación para toda la humanidad (58). En esta Palabra definitiva de su revelación, Dios se ha dado a conocer del modo más completo; ha dicho a la humanidad quién es. Esta autorrevelación definitiva de Dios es el motivo fundamental por el que la Iglesia es misionera por naturaleza. Ella no puede dejar de proclamar el Evangelio, es decir, la plenitud de la verdad que Dios nos ha dado a conocer sobre sí mismo (59).

56 - Es contrario a la fe cristiana introducir cualquier separación entre el Verbo y Jesucristo [...]: Jesús es el Verbo encarnado, una sola persona e inseparable [...]. Cristo no es sino Jesús de Nazaret, y éste es el Verbo de Dios hecho hombre para la salvación de todos [...]. Mientras vamos descubriendo y valorando los dones de todas clases, sobre todo las riquezas espirituales que Dios ha concedido a cada pueblo, no podemos disociarlos de Jesucristo, centro del plan divino de salvación (60), así mismo, podemos afirmar y sostener en coherencia con la Fe de la Iglesia, que Ella misma es inseparable de Cristo, que es du Fundador, y por ende, confía a ella la Plenitud de la Revelación y la Obra de Salvación, y afirmamos tajantemente que cierto es, como lo afirma San Cipriano de Cártago: - que fuera de la Iglesia No hay salvación -, - que tal es la naturaleza de la Fe Católica que no admite más o menos, sino que debe ser sostenida como un todo: esta es la Fe Católica, que a menos que un hombre crea con fe y firmemente, él no podrá ser salvado - (61).

57 - Creemos y profesamos que -Por sí sola la Iglesia Católica mantiene la adoración verdadera. Esta es la fuente de la verdad, esta es la casa de la fe, esta es el Templo de Dios; si cualquier hombre entra no aquí, o si cualquier hombre se aleja de ella, el será un extraño a la vida de fe y salvación... (62). Que - Por mandato divino la interprete y guardiana de las Escrituras, y la depositaria de la Sagrada Tradición que vive en ella, la Iglesia por sí sola es la entrada a la salvación: Ella sola, por sí misma, y bajo la protección y guía del Espíritu Santo, es la fuente de la verdad (63).

58 - El Señor Jesús, único salvador, no estableció una simple comunidad de discípulos, sino que constituyó a la Iglesia como misterio salvífico: Él mismo está en la Iglesia y la Iglesia está en Él (64); por eso, la plenitud del misterio salvífico de Cristo pertenece también a la Iglesia, inseparablemente unida a su Señor. Jesucristo, en efecto, continúa su presencia y su obra de salvación en la Iglesia y a través de la Iglesia (65) (66) que es su cuerpo (67). Y así como la cabeza y los miembros de un cuerpo vivo aunque no se identifiquen son inseparables, Cristo y la Iglesia no se pueden confundir pero tampoco separar, y constituyen un único - Cristo total -. Esta misma inseparabilidad se expresa también en el Nuevo Testamento mediante la analogía de la Iglesia como Esposa de Cristo (68) (69).

59 - Por eso, en conexión con la unicidad y la universalidad de la mediación salvífica de Jesucristo, debe ser firmemente creída como verdad de fe católica la unicidad de la Iglesia por él fundada. Así como hay un solo Cristo, uno solo es su cuerpo, una sola es su Esposa: - una sola Iglesia católica y apostólica -, (70) Además, las promesas del Señor de no abandonar jamás a su Iglesia (71) y de guiarla con su Espíritu (72) implican que, según la fe católica, la unicidad y la unidad, como todo lo que pertenece a la integridad de la Iglesia, nunca faltaran (73).

LA SUCESION APOSTOLICA: CONTINUIDAD HISTORICA DE LA IGLESIA ESPIRITUAL Y JERARQUICA

60 - Los fieles están obligados a profesar que existe una continuidad histórica - radicada en la sucesión apostólica - (74) entre la Iglesia fundada por Cristo y la Iglesia católica: - Esta es la única Iglesia de Cristo [...] que nuestro Salvador confió después de su resurrección a Pedro para que la apacentara (75), confiándole a él y a los demás Apóstoles su difusión y gobierno (76), y la erigió para siempre como - columna y fundamento de la verdad - (77). Esta Iglesia, constituida y ordenada en este mundo como una sociedad, subsiste [subsistit in] en la Iglesia católica… no obstante las divisiones entre los cristianos, sigue existiendo plenamente sólo en la Iglesia católica, y por otro lado que - fuera de su estructura visible pueden encontrarse muchos elementos de santificación y de verdad – (78), ya sea en las Iglesias que en las Comunidades eclesiales separadas de la Iglesia católica. Sin embargo, respecto a estas últimas, es necesario afirmar que su eficacia - deriva de la misma plenitud de gracia y verdad que fue confiada a la Iglesia católica – (79).

61 - El Concilio había escogido la palabra “subsistit” precisamente para aclarar que existe una sola “subsistencia” de la verdadera Iglesia, mientras que fuera de su estructura visible existen sólo “elementa Ecclesiae”, los cuales - siendo elementos de la misma Iglesia - tienden y conducen a la Iglesia Católica (80).

62 - Existe, por lo tanto, una única Iglesia de Cristo, que subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el Sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él (81). Sin embargo y es necesario remarcar este aspecto del cual deriva nuestro ser y quehacer Eclesial como Prelatura, aún separados materialmente de la Iglesia en Unidad con el Sucesor de Pedro, que - Las Iglesias que no están en perfecta comunión con la Iglesia Católica, pero se mantienen unidas a ella por medio de vínculos estrechísimos como la Sucesión Apostólica y la Eucaristía Válidamente Consagrada, son verdaderas iglesias particulares – (82). Por eso, también en estas Iglesias está presente y operante la Iglesia de Cristo, si bien falte la Plena Comunión con el Sucesor de Pedro, como Primado de la Iglesia (83).

63 - Aquí cabe aclarar por bien de cuantos han de tener en sus manos la presente Carta Pastoral, con la cual deseamos iniciar formalmente Nuestra Labor Apostólica, que no es menester nuestro negar aquella Doctrina de la Iglesia que sostiene y manifiesta que es necesaria la Unidad Plena con el Sucesor de Pedro. Sin embargo, hemos de aclarar por amor a la verdad, que la situación de la Prelatura por Nos Presidida, es enteramente en el aspecto Disciplinar más no en el ámbito dogmático, que ni siendo heterodoxos como terriblemente hoy se abrazan no pocos Hermanos en el Episcopado negando verdades de Fe, sin embargo, confiamos y pedimos a la Divina Providencia, nos permita poner el remedio necesario para volver a la Unidad con el Sucesor del Bienaventurado Pedro.

64 - Creemos junto con la Iglesia, que - La falta de unidad entre los cristianos es ciertamente una herida para la Iglesia; no en el sentido de quedar privada de su unidad, sino en cuanto obstáculo para la realización plena de su universalidad en la historia – (84) y el deseo de Nuestro Señor y Salvador de ser Uno solo como él y el Padre son uno.

65 - Debe ser firmemente creído que la - Iglesia peregrinante es necesaria para la salvación, pues Cristo es el único Mediador y el camino de salvación, presente a nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia, y Él, inculcando con palabras concretas la necesidad del bautismo (85), confirmó a un tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que los hombres entran por el bautismo como por una puerta – (86). Esta doctrina no se contrapone a la voluntad salvífica universal de Dios (87); por lo tanto, - es necesario, pues, mantener unidas estas dos verdades, o sea, la posibilidad real de la salvación en Cristo para todos los hombres y la necesidad de la Iglesia en orden a esta misma salvación - (88).

ASPECTOS SACRAMENTALES
VALIDEZ DEL MINISTERIO EPISCOPAL Y SACERDOTAL

66 - Según la tradición, entre los diversos ministerios que se ejercen en la Iglesia, desde los primeros tiempos ocupa el primer lugar el ministerio de los obispos que, a través de una sucesión que se remonta hasta el principio, son los transmisores de la semilla apostólica (89). Por la - consagración episcopal se recibe la plenitud del sacramento del Orden. De hecho, se le llama, tanto en la liturgia de la Iglesia como en los Santos Padres, "sumo sacerdocio" o "cumbre del ministerio sagrado" - (90).

67 - Por la imposición de las manos y por las palabras de la consagración se confiere la gracia del Espíritu Santo y se queda marcado con el carácter sagrado. En consecuencia, los obispos, de manera eminente y visible, hacen las veces del mismo Cristo, Maestro, Pastor y Sacerdote, y actúan en su nombre (in eius persona agant)" (91). "El Espíritu Santo que han recibido ha hecho de los obispos los verdaderos y auténticos maestros de la fe, pontífices y pastores" (92).

68 - El rito esencial del sacramento del Orden está constituido, para los tres grados, por la imposición de manos del obispo sobre la cabeza del ordenando, así como por una oración consecratoria específica que pide a Dios la efusión del Espíritu Santo y de sus dones apropiados al ministerio para el cual el candidato es ordenado (93). Dado que el sacramento del Orden es el sacramento del ministerio apostólico, corresponde a los obispos, en cuanto sucesores de los Apóstoles, transmitir "el don espiritual" (94), "la semilla apostólica" (95). Los obispos válidamente ordenados, es decir, que están en la línea de la Sucesión Apostólica, confieren válidamente los tres grados del Sacramento del Orden (96).

69 - Es necesario iluminar las mentes de los fieles con la auténtica Doctrina de la Iglesia sobre este aspecto tan esencial y crucial del cual se desprenden todos los Sacramentos, pues sin la Sucesión Apostólica Válidamente recibida, no es posible una verdadera administración de la Gracia de Cristo y confiada a la Iglesia por medio de los Sacramentos. Es por ello que debemos alimentar a las ovejas con la Verdadera Doctrina de Cristo para evitar que en ellos se asienten toda clase de errores y alcancen un juicio crítico y de discernimiento de la Doctrina que Cristo ha enseñado a su Iglesia y que se ha mantenido viva por más de 2000 años.

70 - Si alguno dijere, que, en tres Sacramentos a saber, Bautismo, Confirmación y Orden, no se imprime carácter en el alma, esto es, cierto signo espiritual e indeleble, por lo que no pueden repetirse, sea anatema (97). Los Ordenados por Obispos Cismáticos, por lo demás legítimamente Ordenados, si se guardó la debida Forma, reciben ciertamente el Orden (98).

71 - En cuanto a la materia y forma en la colación de cada una de las órdenes, por nuestra misma suprema autoridad apostólica decretamos y constituimos lo que sigue: En la ordenación diaconal, la materia es la imposición de manos del obispo que en el rito de esta ordenación sólo ocurre una sola vez. La forma consta de las palabras “del Prefacio” de las que son esenciales y, por tanto, requeridas para la validez las siguientes: “Envía sobre él, te rogamos, Señor, al Espíritu Santo por el que sea robustecido con el don de tu gracia septiforme para cumplir fielmente la obra de tu ministerio”. En la ordenación presbiteral, la materia es la primera imposición de manos del obispo que se hace en silencio, pero no la continuación de la misma imposición por medio de la extensión de la mano derecha, ni la última a que se añaden las palabras: “Recibe el Espíritu Santo: a quien perdonares los pecados, etc.”. La forma consta de las palabras del “Prefacio” de las que son esenciales y, por tanto, requeridas para la validez, las siguientes: “Da, te rogamos, Padre omnipotente, a este siervo tuyo la dignidad del Presbiterio; renueva en sus entrañas el espíritu de santidad para que alcance recibido de ti, oh, Dios, el cargo del segundo mérito y muestre con el ejemplo de su conducta la severidad de las costumbres”. Finalmente, en la ordenación o consagración episcopal, la materia es la imposición de las manos que se hace por el Obispo consagrante. La forma consta de las palabras del “Prefacio” de las que son esenciales y, por tanto, requeridas para la validez, las siguientes: “Completa en tu Sacerdote la suma de tu ministerio y, provisto de los ornamentos de toda glorificación, santifícalo con el rocío del ungüento celeste” ... Y para que no se dé lugar a dudas, mandamos que, en la colación de cualquier orden, se haga la imposición de manos tocando físicamente la cabeza del ordenando, si bien el contacto moral basta para conferir válidamente el sacramento... Las disposiciones de esta nuestra constitución no tienen fuerza retroactiva... (99).

72 - Que para que un Sacramento se considere totalmente Válido ha de cumplirse a saber cuatro condiciones esenciales a saber: MINISTRO VALIDO: El Obispo Consagrado Válidamente con Sucesión Apostólica (para la administración Válida del Sacramento del Orden en todos sus Grados, incluso el de la Ordenación Episcopal. Es todo Obispo, en cuanto a que ninguno de ellos se excluye, ya que la Potestad de Ordenar es inseparable del Carácter Episcopal, que es, de suyo, indeleble y nadie se lo puede arrebatar. Por consiguiente, aunque se trate de un Obispo Excomulgado, Irregular, Depuesto, Degradado, Hereje o Cismático, etc., puede Ordenar Válidamente) (100)SUJETO: Varón bautizado con la edad canónica; MATERIA: Imposición Silenciosa de las manos del Ordenante sobre el Ordenando, bastando incluso el contacto moral; FORMA: Las Palabras esenciales del Prefacio, establecidas por el Papa Pio XII, en la Constitución Apostólica Sacramenctum Ordinis, nn. 5-6, del 30 de Noviembre de 1947.

LAS OVEJAS PERDIDAS NECESITAN SER RECUPERADAS 

73 - Es necesario más que nunca, ciertamente salir al encuentro de las almas extraviadas, alejadas y lastimadas que vagan como si no tuvieran pastor (101), es necesario por amor a Cristo y en caridad por ellas, como el máximo bien que tiene la Iglesia, velar por su Salvación. Sin echar culpas ni señalamientos por más marcados y evidentes que estos nos sean, que a cada lado nos habrán de tomar Juicio al final de nuestras vidas, del bien que hicimos, del mal que hicimos y de todo el bien que dejamos de hacer.

74 - No podemos negar en conciencia la Asistencia a los Fieles mediante la Administración VALIDA y LEGITIMA de los Sacramentos, especialmente en lo que atañe a la Santísima Eucaristía, de la cual toma su fuerza la Iglesia, y es por ello que hemos visto oportuno enseñar la recta y llana Doctrina que respecta a ellos, especialmente el Orden Sagrado, del cual se desprenden los demás, aún empero que si bien visiblemente no se guarda la Plenitud de la Unidad a Roma, por la Legitimidad del carácter Sacramental, se posee la Plena Potestad Espiritual confiada al Obispo para Enseñar, Guiar y Santificar.

75 - El aspecto territorial de la Administración, no se limita a un territorio físico como se tratara de una Diócesis, delimitada por aspectos demográficos, por el contrario, se acude a donde la necesidad Pastoral lo apremie, es decir, a donde los fieles estén necesitados de atención y escucha, muchos de ellos y lo hemos visto en la experiencia, alejados porque no se les ha tomado en cuenta o se les ha negado por cuales sean las circunstancias las atenciones Sacramentales o incluso la escucha que la Iglesia como Madre debe prodigar a sus Hijos dispersos en el mundo. Por ello no se limita exclusivamente al Templo, que es el centro del Apostolado, sino que también se abre a la necesidad y a la periferia, a las realidades de los fieles, no limitando los aspectos celebrativos, sino que incluso por el bien de las almas, acudiendo incluso a los hogares cuidando siempre la dignidad de los Sagrados Misterios y brindando la debida Catequesis siempre tan necesaria.

ULTIMOS ASPECTOS

76 - Creemos oportuno por justicia y claridad, el porque no hemos adoptado el nombre como -iglesia- independiente, pues si bien no estamos, aún, Plenamente restituidos a la Comunión con la Iglesia de Roma, conforme hemos expuesto la enseñanza del Pontificado de Juan Pablo II, por la Validez en la Sucesión Apostólica y la Consagración Eucarística, podemos ser considerados Iglesia Particulares. Y es por ello por lo que se debe guardar la esperanza que la Providencia de Dios habrá de injertarnos en el Tronco de la Iglesia como sarmientos de Cristo, si bien no rechazamos el Primado de Pedro sobre toda la Iglesia Universal, en conciencia no podemos caminar con el error objetivo e imperante que el Pontífice reinante guarda desde la ambigüedad pastoral y doctrinal que ejerce. Y no por ello dejamos de orar para que la Fe del Sucesor de Pedro vuelva a ser inequívocamente la que la Iglesia de Cristo ha mantenido en su Sagrado Depósito durante más de 2000 años.

77 - Hemos creído así mismo, por demás necesario y para que ninguno de los Fieles que de buena voluntad se acercan a nosotros, se siente ni engañados ni timados, ni mucho menos desconcertados ante las exacerbadas declaraciones que nuestros Hermanos en el Episcopado, en el Sacerdocio y no pocos fieles de las Parroquias y Diócesis profieren sobre el Ministerio que no solo nosotros ejercemos, sino que muchas Comunidades en la misma situación de separación a Roma viven, declarando ventajosa y falsamente que en el Ministerio que ejercemos ni hay validez, sino solamente fraude y estafa, lo cual, con toda energía y sin desdeñar la caridad en la verdad, debemos censurar tajantemente como alejado de toda verdad y así mismo alejado del Magisterio Infalible de la Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica.

78 - Así mismo, rogamos a los Hermanos quienes lean estas líneas con detenimiento y estudio, se den pues el tiempo de conocer y de discernir antes de emitir juicios temerarios y condenaciones innecesarias que no llevan ni a mostrar plenamente el Evangelio, ni a lograr la Unidad que Cristo desea para su Esposa, la Iglesia. Así como se practica un ecumenismo mal sano y enfermizo, se pueden tender puentes con un sano dialogo de hermanos en Una misma Fe y como Miembros del mismo Cuerpo de Cristo que es la Iglesia.

79 - Encomendamos esta, Nuestra Primera Carta Pastoral, a la Intercesión de la Bienaventurada Siempre Virgen María, Madre de la Iglesia, al Castísimo Patriarca San José, Custodio de la Iglesia, a los Bienaventurados Apóstoles Pedro y Pablo y a la intercesión de Todos los Santos, para que, rinda los Frutos que la Divina Providencia tenga a bien conceder y que, por ellos, en el Espíritu Santo sean dignos del Ministerio que nos han encomendado.

80 - Extendemos nuestra Bendición Episcopal sobre aquellos que lean esta Carta y sobre sus familias, para que el Señor premie el tiempo que se tomaron en conocer, sobre todo, lo que enseña la Santa Madre Iglesia Católica y Apostólica. 

Dado en la Ciudad de Mexicali, Baja California, México, a VI de junio del año del Señor MMXXII, Memoria Litúrgica de la Santísima Virgen María Madre de la Iglesia. Primero de Nuestro Episcopado.


+ Ego, Mauricio P. Solís
Administrador Apostólico








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1) Hch. 1, 8
2) Mt. 28, 20
3) Mt. 16, 18
4) 1Co. 15, 14
5) Hch. 1, 11
6) Catecismo de la Iglesia Católica (C.I.C.) # 677
7) 2 Tim. 4, 3 - 4
8) Audiencia General 7 de junio de 2017
9) Prefacio Eucarístico: Común IV - La alabanza, Don de Dios -
10) Lumen Gentium, 48
11) Lumen Gentium, 1.9.48.59: Sacrosanctum Concilium, 5, 26; Gaudium et Spes, 42.45; AG, 1.5
12) Lc. 2, 32; Is. 42, 6
13) Sacrosanctum Concilium, 47
14) Pablo VI, Discurso a los Padres del Sacro Colegio Cardenalicio. 22 de junio de 1973
15) Jn. 10, 1 - 10
16) Is. 40, 11; Ez. 34, 11 - 31
17) Jn. 10, 11; 1 Pe. 5, 4
18) Jn. 10, 11 - 15
19) C.I.C., # 779
20) C.I.C., #874
21) Rm. 10, 17
22) C.I.C., # 875
23) Rm. 1, 1
24) Flp. 2, 7
25) 1 Co. 9, 19
26) Lumen Gentium, 27
27) Lc. 22, 26 - 27
28) C.I.C., # 895
29) Lumen Gentium, 27
30) San Ignacio de Antioquía, Epistula ad Smyrnaeos 8, 1
31) Mt 16, 18-19
32) Jn 21, 15-17
33) Lumen Gentium, 22
34) Cart. Enc. Diutornum Ilud 3, S.S. León XIII, 29 de junio de 1881
35) Mt. 16, 19
36) Benedicto XVI, Homilía, Basílica de San Juan de Letrán - 07 de mayo de 2005
37) Const. Pastor Aeternus, Pp. Pio IX. 18 de julio de 1870
38) Decreto Christus Dominus, 2
39) Decreto Christus Dominus, 15
40) Decreto Christus Dominus, 16
41) Juan Pablo II, Audiencia General 18 de noviembre de 1992, # 7
42) S. Ireneo, Tratado contra las Herejías III, 3, 1 - 4; III, 4, 1ss; IV, 33, 8. (Cerca del año 190 dC)
43) S. Clemente Romano, Carta a los Corintios (Cerca del año 97 dC), 42 y 44, en J. Collantes, La Fe de la         Iglesia Católica. Madrid 1995, p.430
44) Eusebio de Cesarea, Hist. Eccl. 4, 22, 1 - 3
45) Tertuliano, Prescripción Contra los Herejes, 32, 1  (Cerca del año 200)
46) Mt. 16, 18
47) Mons. Marcel Lefebvre, Carta a los Católicos Perplejos
48) 1 Jn. 2, 19
49) Lc. 13, 22 - 30
50) Mt. 8, 25
51) Mt. 10, 22
52) Lc. 21, 12 - 14
53) Psalm. 113, 9
54) Mt. 10, 34
55) Sacrosanctum Concilium, 5
56) Card. Roberth Sarah, https://dominusestblog.wordpress.com/2019/03/19/quieren-levantar-a-la-iglesia-ponganse-de-rodillas-es-la-unica-manera-cardenal-r-sarah
57) Carta Apostólica Ecclesiae Sanctae I, 4. Pablo VI. 6 de agosto de 1966
58) Declaración Dominus Iesus, 1, 06 de agosto de 2000
59) Redemptoris Missio, 5
60) Redemptoris Missio, 6
61) Benedicto XV, Enc. Ad Beatissimi Apostolorum 
62) Pio XI, Enc. Mortalium Animos
63) Pio XII, Discurso a la Universidad Gregoriana. 17 de octubre de 1953
64) Jn. 15, 1ss; Ga. 3, 28; Ef. 4, 15 - 16; Hch. 9, 5
65) Col. 1, 24 - 27
66) Lumen Gentium, 14
67) 1 Co. 12, 12 - 13, 27; Col. 1, 18 
68) 2 Cor. 11, 2; Ef. 5, 25 - 29; Ap. 21, 2 - 9
69) Lumen Gentium, 16
70) 3 Ibid, 1
71) Mt. 16, 18; 28, 20
72) Jn. 16, 13
73) Decreto Unitatis Redintegratio, 4; Enc. Ut Unum Sint, 11; AAS 87
74) Lumen Gentium, 20; Cf. San Ireneo, Adversus Haereses, III, 3, 1-3: SC 211, 20-44; San Cipriano, 
      Epist. 33, 1: CCSL 3B, 164-165; San Agustín, Contra advers. legis et prophet., 1, 20, 39: CCSL 49, 70
75) Jn. 24, 17
76) Mt. 28, 18ss.
77) 1 Tim. 3, 15
78) Enc. Ut Unum Sint, 13. Cf. también Conc.Ecum. Vat. II, Const. dogm. Lumen Gentium, 15, y 
       Decr. Unitatis redintegratio, 3
79) Decreto Unitatis Redintegratio, 3
80) Congr. para la Doctrina de la Fe, Notificación sobre el volumen « Iglesia: carisma y poder » 
       del P. Leonardo Boff, 11-III-1985: AAS 77 (1985) 756-762
81) Congr. para la Doctrina de la Fe, Decl. Mysterium ecclesiae, n. 1: AAS 65 (1973) 396-408.
82) Conc. Ecum. Vat.II, Decr. Unitatis redintegratio, 14 y 15; 
      Congr. para Doctrina de la Fe, Carta Communionis notio, 17 AAS 85 (1993) 838-850. 
      Decl. Dominus Iesus, 17
83) Conc. Ecum Vat. I, Const. Pastor aeternus: DS 3053-3064; Conc. Ecum. Vat. II, 
      Const dogm. Lumen gentium, 22.
84) Congr. para la Doctrina de la Fe, Carta Communionis notio, 17. Conc. Ecum. Vat. II, 
      Decr. Unitatis redintegratio, n. 4.
85) Mt. 16, 16
86) Decr. Ad gentes, 7; Decr. Unitatis redintegratio, 3
87) 1 Tm 2,4
88) Enc. Redemptoris missio, 9. Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 846‑847
89) Lumen Gentium, 20
90) Lumen Gentium, 21
91) Lumen Gentium,21
92) CD, 2
93) Pío XII, Const. ap. Sacramentum Ordinis, DS 3858
94) Lumen Gentium, 21
95) Lumen Gentium, 20
96) DS 794 y 802; CIC can. 1012; CCEO, can 744; 747
97) Enchiridion Symbolorum, 1609; Concilio de Trento
98) Enchiridion Symbolorum, 1993
99) Enchiridion Symbolorum, 3860-3861
100) Teología Moral para Seglares, Tomo II; Antonio Royo Marín; Biblioteca de Autores Cristianos BAC, 
         1994, 5ta Edición. Madrid, España; con Licencia del Arzobispo de Madrid - Alcalá. Pág. 538
101) Mt. 9, 36

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